Lenguaje

miércoles, 21 de noviembre de 2012

31)


Momentos, en los cuales quizá sentís una especie de regresión. ¿Les ha pasado? Que por un momento te sentís niño y reís y te sentís como tal. O regresión sentimental, cuando de golpe sentís algo por alguien después de mucho que no lo sentías. Como pequeños deja vu de tu vida, de tus sentimientos, de tus momentos, de tus encuentros, de tus sentidos. Me ha pasado, cuando quizá huelo un aroma que me recuerda a alguien o algo, o cuando me río como niño porque algo realmente me divirtió o si leo alguna palabra clave; hay palabras que recuerdan. En los últimos días me ha pasado, hoy inclusive. Momentos, secuencias, palabras, olores, sueños, respiraciones, cosas, y más cosas que te llevan a pensar otras cosas, que te llevan a una regresión. Son lindas, a veces un poco incomodas, a veces inoportunas, a veces para matarse de risa, otras para pensarlas. Comencé a escribir bajo los síntomas de una regresión y esta ya pasó. (Era una de las regresiones que te dejan pensando)

FIN


Ignacio Tomás.
20/nov

viernes, 16 de noviembre de 2012

Las cosas.


Las cosas que empiezan a suceder se hacen notar, los cambios salen a la luz y todo sigue cambiando. El Sol ya pega de una manera nueva, diferente, fuerte, presente. Los días son más largos, las noches mas cortas, pero la Luna sigue resplandeciendo en lo más alto del cielo nocturno. Todo está empezando a ser diferente, por lo menos en mi, siento cambios, y me atrevo a decir, que cada día lo noto todo diferente. No hay que paranoiquear, es una etapa de cambios, aprovechémosla. Hay que disfrutar de lo que se va, porque vienen cosas nuevas y si queremos, mejores. No se deja nada atrás, simplemente queda allí por su propia cuenta. Ya es pasado, estamos en presente y el futuro lo vamos escribiendo con cada segundo de nuestra vida. Que nadie la baje. Que todo sea bien altivo y fluido. Que todo sea, como quieras que sea. Camina, salta, baila, reí, jugá, tropezate y seguí, abraza, choca los cinco, subila. Nada se pierde. Hay que crecer y mantener nuestra esencia para con los demás y poder mirar todo con la mejor cara, sin temor, sin maldad, sin nervios.

Ignacio Tomás.
15-11 (Luna Creciente)

“Ver no es mirar”

jueves, 8 de noviembre de 2012

Un antiguo consejo chino.


Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: "Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo."
"¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo..."
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. "¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo."
"¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo."
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfureció y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.
"Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!"
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
"¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!"
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.
La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.