Lenguaje

jueves, 28 de junio de 2012

Impulsos


            Llega un momento en el que se complica retenerlos y aguantarlos. Llega un momento en el que tu cuerpo en cierta forma “ya no lo aguanta”; y la cabeza menos. Está bueno ser impulsivo, se vive como “más arriesgado” y eso le pone una pizca de adrenalina y/o aventura a todo. Hay motivos para retenerlos. Hasta ahora, de todos los impulsos que tuve sólo uno es el que me aguanto y no se si es que cada vez se hace mas fácil o ya me olvido que lo tengo. Me lo aguanto bastante bien y tanto no me afecta, pero hay días en que lo dejaría salir con toda su fuerza, poesía y plenitud. Pero temo que sea para mal.



Ignacio Tomás.

PD: Temer es feo.

domingo, 24 de junio de 2012

La verdadera sabiduría - Hugo Mujica


Filosofía, lo escuchamos cuando ocupábamos un banco en la escuela, quiere decir “amor a la sabiduría', o sea que lo valioso no es tal o cual filosofía sino aquello de lo que ella está enamorada, aquello que enamora al pensamiento: la sabiduría.
Etimológicamente, 'sabiduría'  viene de la palabra latina 'sapere', de la cual derivan dos palabras: 'saber'  y  "sabor', dos palabras que indican lo mismo: un saber que sabe, gustándole, de qué se trata la vida. 
Un saber que come el fruto de la vida, no un saber teórico “sobre" la vida.  Si la filosofía es la transmisión de lo pensado, la historia del pensamiento, la sabiduría es el testimonio de lo experimentado, la experiencia de la vida misma, de su gusto.
Sabio no es quien pensó la vida sino quien dejó que la vida le diga lo que ella misma aprendió viviéndolo a él, quien dejó que la vida le entregue su sabor. le revele su sentido. 
No el sentido que él le da a la vida sino el sentido que la vida misma es: su darse, su entregarse.
En general el hombre sabio no dice su sabiduría: la muestra.  Le encarna vida, una vida que, por eso mismo, irradia sentido, se muestra sabia. 
El sabio es un testigo, no un profesor. Lo suyo no es impartir un conocimiento sino testimoniar una experiencia y por eso, porque en sus palabras está involucrada y manifestada su vida, más que profesor es “maestro".  Enseña lo que vive, no lo que sabe, o, en todo caso, sabe viviendo, testimoniando la vida.
El testigo de la vida, el sabio, da testimonio, no ejemplo.  El ejemplo siempre implica un "piensa como pienso yo”, un “imítame a mí, en cambio en el testimonio el valor se pone en lo experimentado, en la vida, no en quién la experimenta. 
El  testigo se borra para que aparezca lo testimoniado, para que aparezca en aquel que recibe el testimonio.  Quien da testimonio da, quien se pone como ejemplo, por el contrario, busca atraer, retener, no dar.
La vida da, siempre y a todos, la posibilidad de experimentar un nacimiento y una muerte, un tiempo de desamparo y un tiempo de cobijo, el peso de un error y la libertad de un perdón, da la soledad y da el amor .. La vida da a todos, y siempre, su decirse, su manifestarse: su experiencia.
Sabio no se es de una vez para siempre, sabio es el sostenimiento de una relación con la vida, es una escucha a la vida, a su decirse, su rebelarse, su contamos en lo que nosotros vive y vivió.  El sabio sabe, va sabiendo y respondiendo, a eso que da la vida: la propia vida de quien la vive.  Su unicidad, su singularidad, no es cuantitativa, no es singular por ser una sino por ser irrepetible, por ser original.  Por ser ese don de ella que somos cada uno de nosotros, eso que respondiendo vamos siendo, vamos viviendo.
Quizá haya una sola condición para devenir sabio, para encarnar la vida conscientemente, vitalmente: hacerse vulnerable a ella, exponerse a lo que nos trae, padecer lo que nos ofrece: dejarnos tocar. 
Permanecer cercano a su temblor inicial, a la vida antes, de separarse de ella misma, antes de transformarse en nuestro plan, en nuestro proyecto, en eso que suele ser mero interés o usufructo, eso que más que vivir es funcionar.
EI  “vivir" del "funcionar”, el sentido del sin sentido, están separados apenas por un paso: el paso apurado, el de la rapidez, el que nos saca de la vida, el que no lo marca el latido sino el reloj. 
Por esto, tal vez, hay tan pocos sabios, por esto, tal vez, corremos tanto, giramos, sin saber detrás de qué.

Sabio no es quien pensó la vida sino quien
 dejó que la vida le revelé su sentido.

lunes, 18 de junio de 2012

Ella es un arcoiris


Ella llena de colores todos lados
Ella peina su cabello
Ella es como un arco iris
llegan colores en el aire
¡Oh! por todas partes
Ella llega en colores

¿La has visto vestida de azul?
Ves el cielo enfrente de ti
Y su cara es como una vela
Mancha de un blanco tan hermoso y pálido
¿Has visto a una mujer más bella?

Ella llena de colores todos lados
Ella peina su cabello
Ella es como un arco iris
llegan colores en el aire
¡Oh! por todas partes
Ella llega en colores

¿La has visto totalmente en dorado?
Como una reina de la antigüedad
Ella dispara sus colores todo alrededor
como una puesta de sol
¿Has visto a una mujer mas bella?

Ella llena de colores todos lados
Ella peina su cabello
Ella es como un arco iris
Llegan colores en el aire
¡Oh! por todas partes
Ella lega en colores

Ella es como un arco iris
Llegan colores en el aire
¡Oh! por todas partes
Ella llega en colores

jueves, 14 de junio de 2012

Por la mañana.

Yendo al trabajo en el colectivo vi en un auto a una mujer manejando, que cuando paró en el semáforo aprovecho para seguir peinándose el pelo aún húmedo con las puntas enredadas de "recién salgo de bañarme" y en el flequillo, el cepillo redondo para moldearlo puesto, clavado en el flequillo... Y manejando... ¿Por qué ese correr? ¿La necesidad?. De mal en peor gente eh. Si vivimos apurados la vida pasa mas rápido y después se escucha "¡No te puedo creer! ¡Ya estamos en Junio!". Vallan despacio. Tranquilos che, contemplen la mañana, el cielo, las nubes.



Ignacio Tomás.

jueves, 7 de junio de 2012

Construir un sólo ser.


Gratis como el aire, la imaginación o soñar. Gratis como salir a caminar, correr, saltar o sonreír. Gratis como dar un abrazo, un beso o hacer el amor. Gratis como mirar, aplaudir, leer. Gratis como recitar un poema, decir un piropo, guiñar un ojo o sentarse a charlar. Gratis como escribir, sacarse una foto o darse un apretón de manos. Gratis como respirar, como amar, querer o tocar un instrumento. Gratis como acostarte en el pasto. Gratis y punto.

Ignacio Tomás.